Para ganar un juego de pelota es necesario batear, tener a un buen lanzador y hasta contar con muy buena defensa.
El Licey no tiene nada de eso. ¡Increíble, verdad!
Es la razón de por qué tienen récord de 1-3 en los primeros cuatro juegos, con lo que ya preocupan a sus seguidores.
La defensa está en el suelo, y por ello, se les ha ido muchos juegos.
El pitcheo abridor y de relevo no es confiable. Ubaldo Jiménez tiene gripe y Héctor Noesí no piensa lanzar más.
Pero donde el problema es grande es en el bateo, el cual es nulo.
Los promedios de bateo están por el suelo como son los casos de Jolbert Cabrera .100, Joel Guzmán .250 y Anderson Hernádnez .188, entre otros.
Para mala fortuna, el principal jugador Juan Francisco está lastimado y no podrá jugar hasta el jueves, quizás.
La gerencia no ha podido conseguir a otro bateador de respeto que pueda revivir el club.
Ante este escenario, las críticas llueven sobre el dirigente Rafael Landestoy, cuando en realidad, no tiene la culpa.
Ningún manager gana con un equipo que no batea, ni lanza, ni apara.
