sábado, 15 de octubre de 2011

Embutidoras importan gran cantidad de carnes


Importaciones de productos cárnicos que sobrepasan las cuotas que permite el DR-CAFTA realizan continuamente fabricantes locales de embutidos.

Al quejarse de “exageradas” importaciones, porcicultores organizados dijeron que los llevan a la quiebra.

Las importaciones de productos cárnicos de res, cerdo y pollo para la industria de embutidos y otros usos se han quintuplicado en los últimos cinco años, según la Asociación Dominicana de Granjas Porcinas (Adogranja).

El país importa además carne de res en trozos irregulares ( t r imming), piernas, paletas, cortes finos y trozos de cerdo sin deshuesar frescos o refrigerados, trimming de cerdo, despojos de res, cerdos y otros, pulpa de pavo, carne picada o molida, trozos y despojos frescos o refrigerados de gallos o gallinas. En un estudio que ordenó hacer Adogranja sobre la porcicultura nacional, se detectó “un exagerado aumento en las importaciones de pulpas de aves de corral, por encima de las cuotas asignadas” en el Tratado de Libre Comercio firmado entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta).

Esto desvirtúa el sentido de mantener el mercado ordenado y de que los mecanismos del DR-Cafta no repercutan negativamente en los sectores productivos y el consumidor. La serie estadística estudiada, de 2001 a 2010, señala que a partir de 2007, cuando entró en vigencia el DR-Cafta, los valores de las importaciones de los productos cárnicos incluidos en este diagnóstico tuvieron un crecimiento muy dinámico.

En 2007, las importaciones totales fueron de US$18.0 millones comparadas con US$9.0 millones del año anterior. El crecimiento siguió de manera drástica en 2008, año en el que se registraron importaciones por US$27 millones. El total de importaciones en 2009 fue de US$39.9 millones. En 2010 se registraron importaciones por US$45.2 millones. Adogranja explica que en los últimos 10 años (2001-2010) el comercio de importación de carne porcina y sus derivados ha tenido un incremento significativo, estimado en 32.2% promedio. Para algunos años se han registrado picos arancelarios de hasta 76.5% de incremento como el de 2007 (año de implementación del DR-Cafta). Expresa que esas cifras deben ser validadas y comparadas con los volúmenes de importación que hemos solicitado a la Dirección General de Aduanas (DGA) con el fin de verificar adecuadamente la correspondencia entre los volúmenes y los valores, así como los aranceles que ese organismo podría haber percibido por las importaciones. Señala que las importaciones indiscriminadas de carne de cerdo, sin programación alguna, está llevando “irremisiblemente a la quiebra” al sector porcino. De hecho, dice la asociación, el daño ocasionado por esas importaciones y “otras distorsiones” han creado daños irreparables a muchos porcicultores, porque se hacen fuera de calendario, sin planificación y para beneficiar a personas “influyentes” que luego trafican con esos certificados.

Agrega que la entrega del Ministerio de Agricultura de los “contingentes (cuotas de importación)” exceden los porcentajes libres de impuestos de importación.

La mayoría de los beneficiarios son personas sin antecedentes ni conocimiento del negocio y ajenas a la producción, lo que está dejando fuera del mercado a productores. Indica que la distorsión de las importaciones que impacta a los productores de cerdos ocurre en el país “por la debilidad institucional y falta de supervisión de los organismos del Estado” con respecto a la aplicación de las normas vigentes.

Zoom
Comisión gestiona
Una comisión de Adogranja integrada por Tony Rivera, Pedro José Fabelo, Sergio Jiménez, Víctor Abreu y
Ambiorix Cabrera gestiona sendas reuniones con los ministros de Agricultura, Salvador Jiménez, y de Industria y Comercio, Manuel García Arévalo, para tratar el problema que los afecta sobre las importaciones de materias primas para elaborar salami y salchichón. Cree que el régimen de contingentes deberá ser encauzado en armonía con una política nacional de mitigación de los factores de la apertura comercial que no afecte la estabilidad de la producción y del comercio.