*Algunas letras que me he atrevido a escribir, porque hacen fuego en mi alma. Lo que quema debe ser sacado al aire. Quiero dejar constancia de cómo me siento de orgullosa, cual pasa con la mayoría de tamborileños y dominicanos con relación a él. Dirán que al ser su pareja debo dejar esa tarea a otros, porque es más elegante. Pero es un grito que no puedo callar. Aunque ayer no le pude acompañar, y a algunos le lució extraña mi ausencia y quizás recibí una que otra crítica por eso, mi alma también estuvo y está de júbilo y participó igualmente allí. Así es que lo celebro con este artículo.
Por Indiana Domínguez
Cual diría el ilustre profesor Domingo Caba Ramos en un artículo escrito hace algún tiempo sobre Johan Rosario: “Felicidades a Johan. Pienso que su esfuerzo ha valido la pena. Y eso a todos debe regocijarnos. Porque cada premio y éxito suyo, se convierte en el premio y éxito de todos los dominicanos; pero muy especialmente, en el premio y éxito de todos los tamborileños que siguen y valoran su trabajo”.
O cual diría el meritorio y respetado periodista Bolívar Balcacer: Johan rompe los esquemas y los estilos, es un hombre que como el buen francotirador donde pone el ojo pone la bala y eso le ha llevado a un escenario especial donde sólo entran los grandes guruses.
En la tarde de ayer, bendecidos por la lluvia de la naturaleza, se celebró la vigésimo tercera versión del Desfile Dominicano, entre la calle 36 y la 6ta avenida de Manhattan. Esta es la más importante celebración de la Dominicanidad en el mundo. En cada entrega de esta fiesta cultural millones de dominicanos se congregan para dar muestra de cuán prestigioso e importante espacio hemos adquirido en la urbe neoyorquina.
El desfile se torna más especial, colorido y majestuoso a través de los años y eso ocurre porque cada vez somos más y crece por eso mismo nuestro peso en la sociedad. En esta edición, el joven periodista y escritor Johan Rosario fue elegido, junto al también comunicador Ramón Aníbal Ramos, como Padrino de honor, lo que le convierte en el primer tamborileño que desfila en la parada dominicana con tan alta distinción encima.
Rosario ha apostado al éxito y lo ha conseguido con esfuerzo: este joven se ha convertido en el tamborileño más destacado en esta urbe en la diferentes facetas que ha desempeñado: Periodista, escritor y empresario pero más que eso: defensor de la verdad o de la verdad que él cree y asume con pasión y entrega.
Indudablemente nadie puede negar, porque sería mezquino hacerlo, que nuestro Johan Rosario es un orgullo para el país, en especial para Tamboril, ese pueblo que lo vió nacer, y que hoy lo ve cosechar sendas positivas que enaltecen el nombre de la misma tierra de Hernández Franco y otros muchos ilustres.
Creo que las malas noticias han afectado de manera considerable al país y con ello a Tamboril, pero he aquí una noticia maravillosa, que nos debe llenar de regocijo a cada uno de los tamborileños, este es un reconocimiento para la historia de nuestro municipio, el que puede continuar siendo reconocido a través de sus buenos hijos.
Triunfa Johan en el extranjero, o cualquier otro tamborileño, y más que ellos personalmente, es el propio nombre de Tamboril que resulta ganancioso porque trasciende las fronteras de la pequeña localidad que ha resultado ser tan grande en el país y el mundo.
El caso particular de Johan Rosario, debe servir de ejemplo a esa generación de la que en ocasiones se piensa que todo está perdido, con este bonito y refrescante reconocimiento a uno de los nuestros se demuestra que es cierto lo de: “querer es poder”, manejarse con condición imparcial, responsable, original, y respetuosa en cada etapa de su carrera es lo que ha llevado a este joven a convertirse, en un medio tan difícil, en uno de los periodistas y escritores dominicanos favoritos de los millones de paisanos y latinos que residen en este país. Hay que oir cómo hablan muchos boricuas, cubanos y hasta mexicanos sobre Johan.
Lo admiran porque su lenguaje no es sólo para dominicanos. Habla para los hispanos.
Johan Rosario ha dejado claro que a pesar de venir de una familia de descendencia muy humilde, y de un barrio también humilde, no es necesario hacer cosas reñidas con las leyes para salir adelante, y menos para hacerse destacar, ha demostrado que basta y sobra con tener respeto por su pueblo, y siempre estar de lado de la verdad, de sus convicciones sinceras.
Ha sido gran muestra que lo mejor que una persona puede llevar de frente es la pulcritud, la buena intención de corazón, aún en los errores, y el apego a la más sana objetividad. He aquí el resultado en apenas 29 años, he aquí la prueba de que podemos ser mejores, y hacer que los nuestros levanten con más orgullo nuestra bandera tricolor. Como Johan Rosario son muchísimos, es más, la mayoría de dominicanos triunfan y tienen éxito en Estados Unidos sin vender drogas en una esquina ni tener una banda de matones. No es verdad que la mayoría sea mala. Es al revés, aunque parezca lo contrario. Aplausos sinceros en unanimidad para este joven que estoy segura promete aún más de lo que hoy es, porque se ha convertido en ejemplo, en orgullo, en testimonio vivo de la juventud pujante de Tamboril y el país. Aplausos para Tamboril, ya que el éxito de este su hijo, repito, es un éxito del laborioso y hermoso pueblo que lo vió nacer: nuestro TAMBORIL.