Bajo intennsas cuan lágrima de impotencia del cielo y el clamor de justicia fueron sepultados ayer los restos del asesinado periodista José Silvestre, mientras que la Sociedad Ínter América de Prensa (SIP) y Amnistía Internacional se pronunciaron ayer parque el caso sea esclarecido.
Sus hijos, familiares, vecinos, colegas, amigos y una que otra autoridad se dieron cita en cortejo que llevó a Silvestre hasta su última morada.
El comentario más socorrido era que al fin José Silvestre había logrado que el jefe de la Policía Nacional y el Procurador General de la República prestaran atención a sus denuncias.
Sus constantes críticas y cuestionamiento, especialmente en casos ligados al narcotráfico y la corrupción no parecieron encontrar mayor atención que las de sus asesinos.
José Silvestre dejó 11 hijos, el más pequeño prole, de apenas cinco meses de nacido, ajeno a todo, todavía la suerte de su padre.
En medio de un panorama lluvioso, gritos, lágrimas y gentes que llegó para expresar su solidaridad desde todas partes del país se juntaron para dar la despedida al comunicador social.
No faltó quienes desconfían de que se haga justicia, pese a la palabra empeñada del Presidente Leonel Fernández, el jefe de la Policía y el procurador general de la República.
Participarán delegaciones encabezadas por el presidente del CDP, Aurelio Henríquez, de la filial del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, Frank Ortíz, entre otros gremialistas.